El tráfico y el tiempo

Por Cristina Vélez Valencia

Hay una obra en la carrera 9 de Bogotá, a la altura de la calle 118. Debido a la obra, el número de carriles de la vía se reduce de tres a uno sin mucha solución de continuidad. Una obra, espero, para mejorar la movilidad que la frena por unas semanas. Los carros esperan pacientemente, ya ni pitan, mientras van avanzando a paso lento, muy lento, como canta la Lafourcade. No hay forma de salir de ahí tomando otra vía, la única salida es la paciencia. A las seis de la mañana, el trancón empezaba en la 116. A las siete, ya llegaba hasta la 112. En menos de una hora, empezará en la calle 100. 

Los que están en el trancón pensarán que la reactivación económica –lo que sea que es eso– ya llegó, otros pelearán con las noticias de la mañana y con los presentadores de noticias, otros irán oyendo música, otros cuántos, esperando. Todos con algo de desesperación. Hay buses del transporte público y buses de colegio, taxis, carros particulares y uno que otro camión. Es un peregrinaje contra el tiempo.

Como en la historia, la discusión sobre la movilidad y la logística es en esencia una discusión sobre el tiempo. Las obras y las políticas en este frente están pensadas en ahorrar unos minutos. En el primer trimestre de 2021, según la ENUT del DANE, los traslados relacionados con actividades de cuidado en hombres y mujeres era de 33 y 31 minutos al día respectivamente. En 2019, un viaje promedio en Transmilenio, sin contar el tiempo de espera y el desplazamiento a la estación era de 44 minutos según la Secretaría de Movilidad. Por el contrario, un viaje en carro particular era de 52 minutos.

La multimodalidad le aumentaba minutos a la espera. Ir y volver al centro desde La Gaitana en Suba, implica 3 horas de desplazamiento en un día con suerte. 

Seguramente cambiaremos la forma como nos movemos después de la pandemia. En 2019 el 30% de los desplazamientos que se realizaban en Bogotá eran para ir o regresar del trabajo. Serán menos cuando se termine de barajar la nueva realidad. Habrá más viajes en bicicleta. Habrá más peatones. Pero seguiremos acumulando minutos yendo a hacer vueltas, al colegio, a la universidad, a tratamientos médicos y a hacer compras. Y los minutos se aumentarán cada vez que haya una obra como la que hoy hace que se acumulen los carros. Una obra que disminuirá en unos minutos el desplazamiento de las personas que vivimos en esta ciudad, mientras otro evento a unas cuadras, se come por otra razón esos minutos que ganamos.